La cultura digital sometida a la critica cultural


Se dice que la cultura digital nos plantea un cambio, un nuevo uso del lenguaje y de las relaciones, una nueva manera de estar en el mundo. Podríamos pensar que la sociedad del consumo, que pasó a ser sociedad del espectáculo con Debourg y luego sociedad líquida con Bauman, está ahora caminando hacia un estado posterior: una sociedad nubolosa, tanto por el lugar donde alberga su contendido como por la dificultad para entrever su futuro a medio plazo. La sociedad digital nos plantea una crisis, un necesario cambio de dirección. La sociedad digital es un abismo y como diría Nietzsche, es un abismo que nos devuelve la mirada.

Ante todo lo que nos acontece desde que Internet y las aplicaciones tecnológicas se han instalado en nuestra cotidianidad, cabe una actitud pasiva, de consumo inmediato, (entendiendo la mediación al más puro estilo hegeliano, si eso todavía está permitido) o de distancia, a través de la crítica.Y es que la crítica (del verbo griego krínein, separar, decidir) solo se puede lograr a través de la cultura. Solo el pensamiento que, como el buen carnicero de Platón,  separa los conceptos y  analiza los acontecimientos, puede disfrutar y lidiar con las implantaciones digitales sin caer en su consumo pasivo o en el tedio del espectador. 

En otras palabras: solo el que disfruta y comprende lo digital a través de la crítica pude actuar con ella activamente. No pretendo volver con nostalgia hacia las críticas marxistas de la enajenación de la tecnología, pero sí recuperar elementos de la crítica de la cultura que resultan sumamente interesantes para analizar nuestro momento: lo que los grandes filósofos de la sospecha nos enseñaron fue que no hay movimiento que provenga del ser humano y que sea desinteresado. Nietzsche lo dijo respecto del los religiosos y los filósofos, Freud respecto de nuestra conciencia y Marx se refería con ello a las superestructuras sociales. Apliquémoslo a nuestro día a día: no hay movimiento de Google, aplicación de Apple o "Me gusta" de Facebook que no estén mediados por el interés. 

Y finalmente son movimientos tan grandes que ordenan nuestro mundo y nuestro sistema de pensamiento. Esto no quiere decir que no podamos tener una cuenta en google: quiere decir que la lógica de ordenación del mundo de google domina el modo de navegar por internet del 95% de los usuarios de internet del mundo, marcándonos un camino, faciltándonos unas vías en vez de otras. Y desde luego no de un modo azaroso o desinteresado. Saber esto no implica dejar de utilizarlo, ni mucho menos. Pero  los mecanismos de poder que estas grandes corporaciones que son las ventanas de nuestro mundo tienen, debería ser objeto de análisis y debate. 

No podemos pensar que no hay que preocuparse porque ahora hay un buscador que nos lo pone fácil. Hay que educar en el conocimiento de las implicaciones que tiene toda herramienta que ejerce la mediación entre nosotros y el mundo Hay que ser críticos. y para ello necesitamos la cultura.


///Por Cayetana Martínez





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